Foto I Luis Fernando Trejos I LA PATRIA
Daniel Gómez Gaviria es el vicepresidente del Consejo Privado de Competitividad en Colombia. Estuvo en dos eventos en Manizales, unbo de liderazgo y otro de educación.
Los debates y las conversaciones en economía, producción, desarrollo, empleo, riqueza, pobreza, brechas... Eso le gusta a Daniel Gómez Gaviria, vicepresidente del Consejo Privado de Competitividad en Colombia, quien estuvo en Manizales en dos eventos, uno de liderazgo y otro de educación.
Un asunto que él mismo refiere es que, por ejemplo: “hay debates importantes como que "en Colombia necesitamos más doctores, pero también más bachilleres, más gente que termine una formación, más gente que pueda conseguir empleo”.
En ese sentido considera que en los procesos de formación es clave involucrar a las comunidades, a los hogares, a las familias con el propósito de que haya una conciencia de que hay muchos caminos posibles de formación.
“Que no es solo una escalera, en la que uno pasa de cero y lo máximo que puede llegar es a un doctorado, sino que usted puede hacer otras cosas en la vida, no tiene que ser un doctorado”, afirma.
Gómez Gaviria fue subdirector del Departamento de Planeación Nacional. Es profesor adjunto de políticas públicas y económicas de la Universidad de Los Andes.
Así mismno, fue economista senior en el Banco Mundial, donde lideró la agenda de competitividad y desarrollo empresarial para Argentina, Uruguay y Paraguay.
Él participó en la ciudad en la primera sesión de Nido, programa que busca fortalecer el liderazgo colectivo en Manizales y en Caldas. Y en el Conversatorio Educación & Competitividad hacia una política pública de calidad educativa, convocado por Manizales cómo vamos.
LA PATRIA habló con Gómez Gaviria:
- ¿Cómo ligar el tema de la educación al de competitividad?
La educación es un pilar fundamental de la competitividad, entendida como nuestra capacidad de ser más productivos. Entonces, en la medida en que tengamos una formación de talento humano, de capital humano a todos los niveles, desde la primera infancia, pasando por la básica, la media, la universitaria, pero muy importante, la técnica, tecnológica, la vocacional, todo. Es decir, todas las diferentes oportunidades y posibilidades de formación donde acumulamos competencias y habilidades útiles para el sector productivo, pues eso nos va a permitir tener una productividad mayor por vacante ocupada por un trabajador.
- ¿Cuál es la dificultad que encuentra ahí?
Es que tenemos un mal emparejamiento entre esas vacantes y esos trabajadores. Tenemos trabajadores que tienen formaciones insuficientes para las vacantes, o tenemos trabajadores que tienen demasiada formación para una vacante disponible, o tenemos un mercado que no está logrando juntar un desempleado que tiene unos talentos y una formación con una vacante disponible.
- ¿O sea, el lío es en el mercado laboral y en lo educativo?
El mercado laboral está funcionando mal en ese sentido, el sistema educativo parece que está funcionando mal en la medida en que hay una cantidad de empresarios que dicen: tengo vacantes y no estoy consiguiendo con quién llenarlos y tenemos el otro lado una cantidad de gente con formaciones que dice que no consigue empleo y que tiene que irse al autoempleo o generar un micronegocio o generar alguna oportunidad de generación de ingresos que no es resultado de una búsqueda de empleo.
- ¿Qué nos puede decir ese furor que estamos viendo de oferta de técnicas y tecnologías?
Es muy importante y beneficioso no solo para el sistema productivo, sino para una cantidad de gente que quiere aumentar sus ingresos y mejorar su condición de vida. Entonces, técnica y tecnológica son una gran oportunidad de tener una formación muy vinculada al sector productivo. de ciclos más cortos, de ciclos distintos, donde se aprenden unas cualificaciones que son muy útiles para completar un oficio y muy profesionalmente.
- A propósito usted dice que el país ha tenido un sesgo hacia la formación universitaria...
Sí, o sea el que no es universitario no es profesional, pero resulta que los técnicos y tecnólogos también son profesionales. Son profesionales para ciertos oficios. Y ahí hay una gran oportunidad de cerrar un poco esa brecha de pertinencia, de tener vacantes, una cantidad de oficios, donde hay alguien que sabe hacer eso y que lo puede hacer muy bien y ser remunerado por hacerlo. Entonces creo que hay una gran oportunidad para Colombia en términos de movilidad social, en términos de superación de pobreza, hablando de superación de pobreza, en términos de más bienestar para muchos hogares, en términos de productividad para una cantidad de empresas.
- ¿A partir de eso, ¿cuál sería su recomendación?
Recomendación número uno, tener espacios donde se puedan sentar entre empresariado, sector público, sector privado y sector educativo para generar unos acuerdos y unos planes de trabajo conjuntos, en el sentido de que podamos vincular y trabajar conjuntamente en temas curriculares, de monitoreo, evaluación, seguimiento de la calidad, en términos de coberturas, en términos de alianzas.
- ¿Cómo sería en la práctica la vinculación del empresario?
Un ejemplo y una modalidad de este tipo de alianzas es la formación dual, en la que la empresa se involucra en el diseño curricular, en la formación de estudiantes en la empresa y no solo en el aula. Hay muchas formas en que el empresariado y el sector privado se pueden vincular mucho más con el sector educativo.
- ¿Y desde lo público?
En el sector público, continuar empoderando a los rectores. Esa fue una sugerencia que surgió de esta charla en Manizales: ¿Cómo empoderar rectores?, tener mejores prácticas, vincular rectores con otros para que aprendan de lo que les ha funcionado a otros rectores en otros planteles educativos, hacer monitoreo, seguimiento y permitir.
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