Foto I Cortesía para LA PATRIA  La huelga de hambre de Alan David Medina, funcionario del Sena Caldas, se inició el lunes 7 de julio del 2025 en la sede de Apartadó, donde vive su familia. Este 21 de julio ha dejado la protesta ante el debilitamiento físico.

Foto I Cortesía para LA PATRIA

La huelga de hambre de Alan David Medina, funcionario del Sena Caldas, se inició el lunes 7 de julio del 2025 en la sede de Apartadó, donde vive su familia. Este 21 de julio ha dejado la protesta ante el debilitamiento físico.

Las siguientes palabras son de Alan David Medina, funcionario del Sena, que cumplió 12 días en huelga, como forma pacífica de protestar con el propósito de exigir su traslado de la sede de La Dorada a la de Apartadó (Antioquia), su tierra natal y donde viven sus seres queridos:

“Tomo esta decisión con dolor, profundo agotamiento y un serio debilitamiento físico y emocional, consecuencias inevitables de doce días sin ingerir alimentos, luchando por una causa que no es solo mía, sino también de todos aquellos trabajadores que esperan un trato justo y humano por parte de las instituciones públicas”.

Medina arancó la huelga de hambre el 7 de julio del 2025 en la sede de Apartadó, donde vive su familia. Sin embargo, ante posibles decisiones disciplinarias de la Dirección, por no estar en el sitio de trabajo, regesó a La Dorada donde ha continuado su protesta.

 

El comunicado completo de Alan David

La Dorada, Caldas – 21 de julio de 2025

Con el alma y el cuerpo cansados me dirijo a toda la comunidad de Apartadó, del Urabá Antioqueño, de La Dorada, y a toda la ciudadanía colombiana en general. También me dirijo a las fuerzas vivas, a los medios de comunicación, y a toda la comunidad Sena, para compartir con ustedes una decisión difícil, tomada desde el dolor, la esperanza y la empatía por mi familia y demás seres queridos.

Con profundo pesar, pero también con firme convicción, anuncio que he decidido levantar temporalmente la huelga de hambre que mantuve durante doce días, como parte de una jornada de protesta pacífica contra la negativa del Sena a aprobar mi traslado laboral al Complejo Tecnológico Agroindustrial, Pecuario y Turístico de Urabá, en Apartadó. Esta petición se sustenta, desde hace años, en razones humanitarias, de salud física y mental, y de reunificación familiar.

Tomo esta decisión con dolor, profundo agotamiento y un serio debilitamiento físico y emocional, consecuencias inevitables de doce días sin ingerir alimentos, luchando por una causa que no es solo mía, sino también de todos aquellos trabajadores que esperan un trato justo y humano por parte de las instituciones públicas.

Suspendo la huelga de hambre por recomendación médica estricta. Mi estado de salud comenzaba a mostrar signos de deterioro peligroso, con riesgos físicos irreversibles si continuaba. Pero más allá del cuerpo, fue el llanto de mi abuela, la voz quebrada de mis hermanos, la angustia de mis hijas y la tristeza reflejada en los ojos

de quienes me aman lo que me lleva a frenar. No quiero que esta causa justa se convierta en una tragedia para mi familia.

También influyó de manera decisiva el hecho de que, el pasado jueves, fue admitida una acción de tutela por

parte del juzgado competente, y en ella se decretó una medida provisional que impide que el cargo en disputa sea ocupado mientras el juez toma una decisión definitiva. Este acto de la justicia colombiana, y mi inquebrantable fe en Dios, me brindan razones para recuperar fuerzas y continuar esta batalla.

Por tanto, aclaro con total determinación que: la huelga de hambre se detiene, pero la protesta, la lucha por la dignidad y el cumplimiento de la palabra continúan.

Me reintegraré a mis funciones como instructor como mecanismo de protección, evitando así que esta protesta pacífica pueda ser utilizada en mi contra mediante represalias, descuentos salariales o procesos

disciplinarios. Sin embargo, seguiré protestando antes y después de mi jornada laboral, como ciudadano consciente y servidor público que no puede callar frente a una decisión insensible, inhumana y arbitraria, que desconoce el derecho fundamental al bienestar, a la salud y a la familia.

Esta lucha no ha terminado. La esperanza sigue viva. La fe en la justicia permanece, la voz de quienes exigimos humanidad no será silenciada, hacemos una pausa para fortalecernos. Y volver con más fuerza.

A la ciudadanía, a los aprendices, a los compañeros de trabajo y amigos: gracias por su respaldo.

A los medios de comunicación: gracias por visibilizar esta causa.

A la Dirección General del Sena: aún están a tiempo de honrar la palabra y actuar con sentido humano.

A la subdirección del Sena en Apartadó: Los argumentos técnicos y las necesidades del servicio pueden debatirse. Pero lo que no admite discusión es la responsabilidad de liderar con humanidad. Su respaldo puede marcar la diferencia entre una decisión sin rostro y una institución que actúa con sensibilidad y compromiso.

La vida y la dignidad de una persona deben ser siempre la prioridad, porque una vez perdidas, no son recuperables. Todo lo demás tiene solución.

Alan David Medina Castaño – Instructor – Sena