¿Por qué el factoring puede convertirse en el mejor aliado de su pyme?

Uno de los principales desafíos de las empresas que quieren impulsar su crecimiento, sigue siendo el de obtener liquidez en el momento exacto en que la operación lo exige. El caso de las pymes es similar y, de hecho, muchas buscan acceder a capital lo más rápido posible para aprovechar oportunidades que podrían no volverse a presentar en el futuro.

¿La solución? El factoring: una vía de financiamiento alternativo diseñada para responder a la velocidad del mercado actual. Si le interesa saber en qué consiste esta modalidad y por qué está ganando relevancia, le invitamos a seguir leyendo los próximos párrafos.

¿Qué es el factoring?

Es una herramienta financiera que ayuda a las empresas obtener liquidez inmediata mediante la cesión de sus cuentas por cobrar a un tercero, esto significa que, en lugar de esperar semanas o meses para recibir el pago de una factura, una pyme puede anticipar ese ingreso y utilizar el capital al instante para diversos fines.

En comparación con otras fuentes de financiamiento, el factoring no está condicionado al historial crediticio del solicitante; se basa en la calidad de las facturas y en la solvencia del pagador, lo cual o lo convierte en una alternativa valiosa para negocios, por ejemplo, que enfrentan restricciones por parte de la banca.

Proveedores en Chile como Xepelin, ya financian en horas a un segmento amplio de pymes a través de un proceso digital, demostrando su capacidad para convertirse en un aliado que sí, brinda capital, pero también contribuye a que disfruten de una mejor salud financiera.

Recursos disponibles cuando su empresa los necesita

El acceso a liquidez a través del factoring comienza cuando un negocio emite una factura a un cliente por un bien o servicio ya entregado y, en vez de esperar a que este le pague en el plazo acordado (habitualmente de 30, 60 o hasta 60 días), una compañía puede ceder esa factura a empresas de factoring, que la analizará y adelantará un porcentaje del monto total.

Justo cuando se realiza el envío digital de la factura, se valida su legitimidad y, asimismo, se verifican los antecedentes del deudor: dicho proceso se enfoca en el comportamiento financiero del pagador, reemplazando así los análisis crediticios de siempre que suelen basarse en el historial del solicitante.

Al aprobarse el capital, el sistema desembolsa una parte significativa del valor facturado y deja el saldo restante para ser entregado cuando el cliente pague la factura; además, se descuenta la comisión acordada desde un inicio.

Como todo se gestiona en línea mediante acciones automatizadas, es innecesaria la presentación personal de documentación extensa que acaba por retrasar la utilización de los ingresos en el momento en el que son requeridos.

Control financiero

El factoring hace más que adelantar facturas: ciertas empresas ya ofrecen a negocios tecnología capaz de simplificar la gestión financiera, con funciones que van desde el monitoreo del estado de las facturas cedidas, hasta la visualización del flujo de caja proyectado en tiempo real.

Tales características se activan desde el momento en que la compañía sube su información al sistema: tras procesar una factura, la plataforma organiza los datos, categoriza los movimientos y mantiene actualizados los saldos pendientes, tanto por cobrar como por pagar.

Además del seguimiento financiero, algunas de estas herramientas tienen la facilidad de integrarse y sincronizarse con otros sistemas administrativos, como los software de contabilidad. ¿El resultado? Una visión completa del estado financiero del negocio que favorece la planificación e impulsa la calidad de las decisiones.

¿Por qué el factoring no requiere pasar por filtros bancarios?

El factoring centra su análisis de riesgo en el pagador de la factura, no en el solicitante; es decir, lo que determina la viabilidad de la operación es la capacidad de pago del cliente final, respaldada por la factura emitida, no la situación financiera de la pyme que busca anticipar el cobro.

Debido a esto, resulta poco útil aplicar los filtros estipulados por las instituciones bancarias, como los requerimientos de antigüedad de la empresa, volumen de facturación, estados financieros auditados o activos disponibles como respaldo. En el caso del factoring, lo relevante es que exista una operación comercial real, documentada y con un pagador solvente.

Gracias a una estructura con ejecución digital, sostenida por flujos automatizados que prescinde de papeleo o intervenciones presenciales, el factoring es considerado por muchos como una alternativa notable para pymes que funcionan fuera del sistema bancario o que, aun teniéndolo, sigue siendo su favorita.

Open Finance y regulación

El desarrollo del Open Finance en Chile, impulsado por marcos regulatorios como la Ley Fintech, ha ido transformando la forma en que las empresas acceden y comparten su información financiera, y también les ha permitido a las plataformas de factoring conectarse con los datos bancarios y contables de sus clientes, siempre con consentimiento explícito.

Al integrarse con estas fuentes de información, los sistemas pueden identificar patrones de comportamiento financiero, proyectar ingresos, validar operaciones y detectar riesgos sin requerir documentación adicional.

Por otro lado, la regulación ofrece un marco de operación más claro para todas las partes involucradas, aunque ya de por sí, las plataformas de factoring están sujetas a estándares de transparencia, protección de datos y buenas prácticas que aumentan la confianza del mercado.

Todas las pymes reciben la misma oportunidad

El factoring no identifica a compañías por su tamaño, sector o volumen de facturación, por lo que tanto microempresas, como negocios medianos, pueden acceder al servicio bajo los mismos parámetros técnicos.

¿Qué habilita uniformidad? El uso de criterios objetivos basados en datos transaccionales: a través de plataformas digitales, el sistema ve la consistencia del historial de facturación, el comportamiento de pago de los clientes de la empresa, y la calidad documental de las operaciones.

Todo esto, de hecho, también logra favorecer la escalabilidad, ya que una pyme que quizá comience utilizando el factoring para resolver necesidades puntuales, después, conforme su operación crezca, podrá continuar usando el mismo canal sin enfrentar restricciones por volumen o antigüedad.

Entonces, ¿su empresa necesita del factoring?

Para determinarlo, analice lo siguiente de su operación diaria:

Frecuencia de desajustes de caja por pagos a plazos extendidos: Si los ingresos no coinciden con el calendario de gastos, anticipar facturas puede resolver tal problemática.

Tiempo que se invierte en gestionar cuentas por cobrar: Fíjese en cuánto tiempo le dedica el equipo contable o administrativo a dar seguimiento a pagos, reportar retrasos o conciliar montos pendientes, pues el factoring es un medio para aligerar el esfuerzo diario.

Concentración de clientes: Cuando una parte importante del flujo de ingresos depende de pocos pagadores que trabajan con plazos largos, tenga en cuenta que el factoring podría evitar que el negocio quede expuesto a riesgos financieros.

Y, en caso de que el acceso a un crédito tradicional sea demasiado limitado o poco competitivo, igualmente se recomienda acercarse a un proveedor de factoring. ¿Se anima a hacerlo? Utilice toda esta información en beneficio de su empresa y tome la mejor decisión.

 

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