Vuelta a Colombia Femenina

Foto I Cortesía ADN Cycling I LA PATRIA

Diana Carolina Peñuela, con el trofeo como campeona de la Vuelta a Colombia. Con Juan David Duque, su esposo y entrenador.

La manizaleña Diana Carolina Peñuela, con 38 años, es bicampeona de la Vuelta a Colombia.

Fue campeona en el 2022, subcampeona en el 2023 y ahora disfruta de un nuevo logro.

- ¿Cómo está?

Saliendo de una gripa, pero feliz con el triunfo alcanzado en la Vuelta a Colombia.

 

- ¿Esa gripa es producto del esfuerzo físico que hizo en la Vuelta?

Uno no se da cuenta, el cuerpo puede tener unas capacidades, pero la mente lo puede llevar a unos límites mayores. En la contrarreloj Chinchiná - Manizales pedaleé más con la cabeza que con mis capacidades, me excedí y estas son las consecuencias.

 

- ¿Qué es pedalear más con la cabeza que con el cuerpo?

Es pedalear con las ganas, pensando en lo que se hizo para estar ahí. Todo lo que hay detrás, el sacrificio de todos. Te cuento, un mes antes de la carrera no salí de mi casa, lo hice para entrenar. Decidimos cuidarnos de un virus, de una gripa o algo más. Mi esposo (Juan David Duque) se puso la camiseta y estuvo todos los días a mi lado. Fue un sacrificio de los dos y en la competencia, cuando el cuerpo falla, la cabeza recuerda que se hicieron cosas así y que no es el momento de desfallecer.

 

- Se encerró en su casa un mes... o sea ¿se preparó para ganar la Vuelta?

Me prepare para eso, desde que salió el recorrido nos ilusionamos. Era de verdad una Vuelta Colombia, por el paso por seis departamentos. Los recorridos fueron muy buenos, largos, exigentes y técnicos, y la contrarreloj Chinchiná - Manizales, era sensacional. Era una Vuelta muy bonita que nos ilusionaba mucho.

 

- Ya la carrera ¿tuvo dudas de que llegara el título?

Claro, todo iba bien hasta La Línea. Teníamos a María Paula Latriglia en la fuga, con las metas volantes. Era para que no tuviéramos apuros. Todo fue bien, pero finalmente no tuvimos en cuenta a la mexicana Andrea Ramírez. Se nos escapó, don Gabriel vio más fuerte a María Paula que a la otra contrincante, nos confiamos en eso un poco. No supimos cómo estaba María Paula al final y Andrea nos tomó un tiempo considerable. Y nos puso en jaque. Creíamos que en Santuario le íbamos a descontar para no tener tanta diferencia en la contrarreloj y no fue así. Luego nos dimos cuenta que había hecho muy buena temporada. Y ahí nos dimos cuenta quién se nos había ido. Pero mantuvimos el plan con ella como rival y las demás también.

 

- En la subida a Santuario (Risaralda) le alcanzó a sacar algunos segundos ¿se dio cuenta que podía ganarle en la contrarreloj?

Ahí nos preocupamos, en esa etapa queríamos descontarle un minuto y no fue así. Pensamos que la Vuelta iba a ser difícil. Llegó la contrarreloj y lo hicimos. Ya habíamos hecho una contrarreloj en El Salvador y el registro de ella fue mucho mayor que las demás. Es que uno con la camiseta de líder puede hacer muchas cosas.

 

- ¿Hoy corre más con la cabeza que con el cuerpo?

Uno sabe leer más las competencias. Extraño lo sienten los juveniles cuando atacan y atacan y no les importa morirse en carrera. Uno dice qué está haciendo, uno extraña eso, pero hoy se corre con todos los detalles. Uno corre con la cabeza y no gasta donde no debe. Es bonito tener esa inocencia para hacer más emocionante. Ahora todo es más medido. Lo único que se deja al azar es la carrera y lo planificado.

 

- No sé si le escuché mal, pero dijo que le había sorprendido ganar la Vuelta a su edad (38 años)...

No a mi edad, pero sí me sorprende ganar. Ayer lo pensaba en eso. Es triste no sentirlo, me levanto, pienso y me pregunto, qué gané. Es bonito vivir con ese asombro, me sorprendo a mí misma. No soy confiada con mis capacidades, incluso, me considero más disciplinada que talentosa. Por eso, cero distracciones, el tapa-ojos, el tapa-oídos, mil cosas que hacen que seas mejor deportista. Es complejo para las deportistas jóvenes pasar esa época. La parte hormonal afecta demasiado en ese transito de pasar de juvenil a sub-23 o la madurez. Son cambios que uno no sabe controlar y nadie te dice cómo hacerlo. De hecho, las niñas tienen mejores capacidades que los niños antes de los 13 años, somos más fuertes que ellos, pero cuando llega el periodo menstrual, todo cambia, y los niños, con testosterona, ya son más fuertes y rápido. Nosotras, en cambio, más gordas, más lentas, más de todo. Es un proceso difícil de llevar.

 

- Usted corrió en el exterior una década y ahora volvió ¿ve mejor hoy el ciclismo en Colombia?

Claro, corrí nueve años por fuera y desde el 2022, cuando volví con mi equipo de ese entonces, el DNA Procycling, el nivel ya era diferente. Pero dimos cuenta en la Vuelta a Colombia hay equipos y las niñas se entrenan mejor; todo ha mejorado. Gracias a la Vuelta a Colombia porque hoy es referente del ciclismo femenino en América, hay que agradecerle a la Federación Colombiana de Ciclismo por llevarla a nivel UCI.

 

- ¿Se siente plena en el ciclismo?

Totalmente. He hecho una carrera deportiva muy bonita, no he ganado mundiales, etapas en el Tour o el Giro, pero cumplí con un contrato muy complejo, cada año se renovó porque vieron algo especial en mi y no fueron resultados de podio, no, fue por mi trabajo como gregaria, mis intenciones, mi ambiente. Y eso siempre traté de dejar allá. Si uno como colombiano hace desastres en un equipo, quién va a querer contratar a otro colombiano; nadie.

 

- ¿Qué le falta por hacer en el ciclismo?

Seguir abriendo caminos, dar un consejo para que las más jóvenes vayan a Europa. Ese era mi afán de correr en Colombia. No es fácil, uno salta, uno va, pero quedarse allá no es fácil. Los equipos son muy estrictos, la primera experiencia cuesta, no son tan familiares como en Colombia. Ese es mi objetivo con el Sistecredito, abrir la brecha.

 

- Hay mucha queja por la falta de apoyo ¿Cómo ve la rama femenina?

Obvio, tengo más apoyo que cuando arranqué. Cuando empecé no habían equipos profesionales, eran los equipos de las ligas, nos daban el uniforme y nos llevaban a las carreras, nada más. Hoy hay sueldos para las niñas, para las categorías menores, sí veo crecimiento. Incluso, el proyecto de Yocycling, algo del pueblo, porque la gente dona para que ellas puedan correr. Son proyectos bonitos que permiten crecer, pero necesitamos más apoyo. Creo que esto debería ser una iniciativa del Gobierno y no de las empresas; incentivar para que inviertan en el deporte, pero les ponen miles de problemas para salir adelante.

 

- ¿Cómo se ve en 10 años?

¿En 10 años? Me gustaría vivir en una finquita con mi esposo, mis gatos, trabajando remoto, no me gustaría dejar de trabajar, me encanta trabajar. Me gustaría una vida más tranquila, en el campo.

 

- ¿Y seguirá en el deporte?

No creo, pero uno no sabe a dónde lo lleve el río. De pronto en deporte, pero en la parte comercial o publicitaria.

 

- Sus compañeras le valoran la disciplina y la pasión ¿Está de acuerdo?

Esa es Diana Peñuela. Me encanta trabajar, me encanta lo que hago. Seguiré haciendo ciclismo o algún deporte, desde niña soñé con ser atleta de alto rendimiento y moriré siendo deportista. Me encanta ir en bici, caminar, ir al gimnasio, cualquier deporte para tener mi cuerpo bien.

 

- Empezó como muchos, desde abajo ¿qué piensa hoy?

Empecé patinando...compré mis primeros patines después de haber hecho mi carrera de diseñadora gráfica. Luego seguí, combinaba el patinaje con el trabajo y luego la bici con el trabajo. Trabajaba de día y patinaba o montaba en bici por la noche. Dí clases de spinning y vendí productos de nutrición. Hice de todo. Pero lo que hice realmente en el momento adecuado fue arriesgarme por mi sueño más que por el trabajo que hacía. Decidí que era más importante mi sueño, de ser deportista de alto rendimiento, que tener un empleo, comprar un apartamento. Pero no lo hice sola. Hubo mucha gente detrás. Mi suegro, por ejemplo, que tiene una tiendita por la Plaza de Toros, fue el gestor de primer tiquete para ir a los Estados Unidos. Ahorré dos años para comprar mi primera bici, los máster me cargaban para ir a las carreras. Y todavía pasa así, no falta el amigo que hace parte del proceso. Nadie en cuna y tiene todo a la mano, en Colombia es complejo encontrar a alguien con todo a la mano. A veces leo en mis redes cuando los niños me escriben y me dicen que montan en bici y que quieren que mi equipo los contrate. Las cosas no son así. A nadie le tocan la puerta y le dicen que si monta en bici y tenga todo, no, todo en la vida es un proceso que hay que saber caminar.

 

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