Natalia Mejía, escritora de Manizales y una de las cuatro editoras de la Biblioteca de Escritoras Colombianas, habló con LA PATRIA Radio sobre la segunda entrega de la Biblioteca, su relevancia y difusión a través de bibliotecas y librerías del país, incluidas las de Manizales. Esto dijo:  

Hace unos días se supo de la publicación de 97 autoras en 10 libros con la segunda entrega de la Biblioteca de Escritoras Colombianas que ya está disponible en librerías. ¿De qué se trata?  

Estas 10 antologías son la segunda entrega de un proyecto que arrancó a finales del 2020.

Es un proyecto del Ministerio de las Culturas, de las Artes y los Saberes que ha sido coordinado desde el comienzo por la escritora Pilar Quintana, donde nos propusimos rescatar y reivindicar la memoria y la obra de las autoras clásicas colombianas. 

De escritoras que han existido siempre, que han escrito de todos los géneros, todo tipo de textos que han publicado, que han tenido cargos relevantes en su momento tanto en salas de redacción como en magacines, en revistas, etcétera, pero que por estas dinámicas históricas y del sistema quedan relegadas y prácticamente nadie las conoce.    

Nos dimos cuenta de que en los programas de formación, en las facultades de comunicación y de periodismo o de escritura muy pocas mujeres aparecían en el pénsum o en las lecturas y era como si no nos hubieran contado esa parte de la historia, la que está escrita por las mujeres. 

Nos dimos a la tarea de conformar estos libros, apoyadas por un comité asesor y estas 10 antologías vienen a completar la primera entrega que se publicó en el 2022. 

Usted también es periodista y escritora, ¿cómo fue su vinculación a este proyecto y su trabajo como editora? 

Creo que ahí hubo un componente azaroso e importante que influyó en el giro de mi vida. 

Yo había vivido muchos años en Buenos Aires, después regresé a Colombia y empecé a trabajar en comunicaciones corporativas en la aerolínea Avianca.  

Pero en el momento de la pandemia hubo una reestructuración grande y hubo unas 6 mil personas aproximadamente que dejamos de trabajar en la compañía y en ese momento surgió esta posibilidad de empezar a investigar y compilar porque justamente Pilar Quintana se había fracturado la clavícula y no podía escribir. 

Entonces necesitaba a alguien que la asistiera en las tareas de investigación de esos primeros informes que estuvimos levantando para demostrar la necesidad del proyecto.

En ese momento entró otra editora y luego nos encarrilamos en la investigación y en la edición de todos los libros.  

Entonces esta experiencia ha sido y sigue siendo supremamente interesante e informadora por todo lo que me ha permitido conocer tanto de la historia de nuestras mujeres escritoras como del oficio mismo de editar libros.    

Esta segunda entrega contó además con 37 asesoras editoriales y 10 prologuistas que ayudaron a difundir la obra de las 97 autoras. ¿Hay alguna que resalte o recomiende?

Es una pregunta difícil porque es como preguntarle a alguien por su hijo favorito. Pero quiero decirle a la ciudadanía que ha habido escritoras colombianas desde que tenemos registro que en la colonia, en donde las únicas que podían escribir eran las monjas, únicas que sabían hacerlo y que podían por orden de sus confesores. Porque era la forma que ellos tenían de controlarlas.  

Esa literatura conventual es muy interesante y rara. Es una experiencia de lectura que de repente no conocemos y que podría ser interesante para la gente que le dé curiosidad saber cómo se escribía hace 300 años. 

En la biblioteca, tanto en la primera como en la segunda entrega, hay una muestra de eso. Hay dos monjas que son las primeras autoras de las que se tiene el registro que hayan firmado con su propio nombre. 

Luego hay para todos los gustos, colores y sabores y texturas de calidad y estilos. Tenemos novela corta, cuento, poesía, ensayo y crítica y también crónica y periodismo.

Tenemos columnas de opinión, dramaturgia, que es también un hallazgo muy relevante porque menos nos imaginábamos que hubiese habido dramaturgas en la historia de nuestro país, tantas y tan distintas y de tantos estilos. 

Entonces, la antología de dramaturgia hace como un paseo básicamente desde la primera obra que se tiene registro publicada. 

En las antologías vamos haciendo un paseo histórico y literario, porque en cada una de las de las autoras de la primera y segunda entrega incluimos una ficha biográfica en donde le contamos un poco a la gente dónde nació, quién fue, qué hizo, más o menos qué pasaba en su vida, cuáles fueron sus aportes a la literatura colombiana como para que esté en esta biblioteca, porque eso es muy importante.

No incluimos autoras únicamente por el hecho de ser mujeres. Sino que nos dimos a la tarea de hacer una investigación y una curación muy cuidada. 

Tuvimos asesores y asesoras en un comité convocado por el Ministerio que fue muy importante porque esta decisión no la podíamos tomar solamente cuatro personas. Es una biblioteca patrimonio de todos y todas los colombianos.  

Entonces, de estas diferentes personas expertas en literatura de todas las regiones del país, fuimos obteniendo también datos o insumos de quiénes no podían faltar. 

Nos ayudaron muchísimo en la investigación y en la consecución de los herederos, que eso también fue un camello tremendo porque para muchas de las autoras tuvimos que gestionar los derechos de autor porque su fecha de muerte no supera los 80 años. 

Tenemos también literatura infantil y juvenil. Y una categoría que llama Miscelánea, que son textos muy raros o inclasificables, textos que no sabíamos bien en cuál de las otras categorías incluir. 

Tenemos una antología preciosa de literatura testimonial, que es la que recoge diarios, cartas y autobiografías.  Que puede ser lo primero que hayan escrito las mujeres en la vida cuando todavía no se podían asumir como escritoras y tenían que escribir a escondidas o guardar la escritura debajo del bordado o en el diario íntimo debajo de la almohada. 

Y tenemos una décima antología que a nosotras nos gusta muchísimo, que es la de antología rebelde.

En donde incluimos a todas las mujeres que escribieron, no todas porque siempre era una lista incompleta, pero a muchas de las mujeres insurgentes que se rebelaron con sus textos y esa antología arranca, por ejemplo, con las palabras de Policarpa Salavarrieta antes de que la fusilaran e incluye también algunas de las cartas que Manuela Sáenz le escribió a Bolívar. 

Manuela Sáenz nació en lo que hoy se conoce Ecuador, pero que en ese momento era la Nueva Granada, una sola república y por eso la incluimos. 

Tenemos un fragmento de un diario de una señora que se llamó María Martínez de Nísser, que durante La Guerra de Los Supremos, que pudo haber sido la de las primeras batallas pos-Independencia en este país, le secuestraron al esposo, que era un señor sueco.

Y ella se afeitó la cabeza y se alistó en el frente de batalla, se montó en un caballo, se puso pantalones de hombre y fue y le dijo al comandante: "¿Qué va a hacer conmigo? Yo me voy con usted. Yo me voy para la guerra, yo voy a rescatar a mi esposo”. 

Tenemos también un texto de María Mercedes Carranza en la Asamblea Nacional Constituyente. Finalizamos con dos exguerrilleras del M-19, que son María Eugenia Vázquez y Vera Grabe, que cuentan parte de sus memorias militando en esta guerrilla. 

Entonces, esa es la antología de literatura rebelde. 

Hasta el 5 de noviembre hay preventa de la biblioteca completa en algunas librerías del país y luego de esa fechas las personas pueden comprar cada libro a otro precio, ¿cómo lograron concretar esa difusión en librerías? 

Es muy importante porque una de las cosas que más nos pasaba era que los libros del Ministerio de Cultura no se podían vender y son libros que están disponibles en las bibliotecas públicas del país. 

Pero también somos conscientes de que estamos en un momento en el que la gente ya no suele visitar tanto las bibliotecas o ir a consultar un libro y tomarlo prestado. 

La gente realmente los quería comprar. Quería llevarlos para su casa. 

Entonces, a raíz de esta necesidad que identificamos y que nosotras también queríamos que esto no se quedara solamente en los anaqueles de las bibliotecas públicas, en la primera entrega se hizo una alianza con editoriales independientes, pero fue un modelo diferente. En ese momento una editorial, por decirlo de esta manera, adoptó un libro.

Y eso fue muy complejo para sacar adelante por todo lo que implica en términos legales y demás. 

Por lo tanto, de los 18 primeros libros solamente se pudieron publicar 11, comercialmente hablando. Los otros siete están libres de descarga en internet. 

Entonces, para esta segunda entrega de las antologías del 2025, dijimos: "¿De qué manera podemos lograr que se consigan las 10 antologías?". 

Y a través de la Cámara Independiente del Libro se realizó esta gestión también. Por eso es que ahora se pueden conseguir las 10 antologías completas en Manizales en Libélula Libros. Y el precio de preventa es bastante asequible.

¿Cuál es su invitación a la ciudadanía en general? 

Leer es de las mejores cosas que nos puede pasar a los seres humanos. Es lo que nos expande la perspectiva, nos alarga la vida. 

Gracias a las voces de las escritoras, en este caso de la Biblioteca de Escritoras Colombianas, conocemos la historia de nuestro país desde la colonia hasta nuestros días. 

Vamos a poder leer una especie de radiografía del país en donde nacimos y creo que eso nos enriquece como sociedad, como cultura. 

Asimismo enriquece nuestra otras conversaciones, nos expande la cabeza, nos pone a viajar a otros mundos.

La experiencia en sí misma vale mucho la pena y hay tantas temáticas, de tantos estilos, tanto compromiso político también en los textos que vale muchísimo la pena animarse a leerlas, divertirse con ellas y de paso afilar un poquito el pensamiento crítico al respecto del lugar que ha ocupado la mujer en la historia literaria de este país.

Escuche la entrevista completa aquí: 

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