Hay que prepararse para El Niño
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Manizales, 22 grados; Medellín, 31; Cartagena, 37 en sombra y con una sensación térmica de 46. Son temperaturas registradas la semana pasada en Colombia producidas por el ingreso de una onda de aire seco al país, que se genera cada cierto número de años por el calentamiento del océano Pacífico y se prevén como la antesala del Fenómeno de El Niño, según reporta el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM). El pronóstico es que dicho Fenómeno, que trae temperaturas altas y sequías, se estaría iniciando en firme durante el tercer trimestre del año y se prolongaría hasta el primer semestre del 2024.
En proyecciones de la Organización Meteorológica Mundial, el periodo 2023-2027 será el más caluroso registrado en la Tierra como resultado de la combinación de El Niño y el calentamiento global generado por las emisiones de gases de efecto invernadero, que proceden de las actividades humanas y de la absorción de los reservorios de carbono. El IDEAM dice que ha identificado este año en las regiones Caribe, Orinoquía y norte de la Amazonía por lo menos cinco mil puntos de calor, entre los cuales hay 182 que ya superaron los 40 grados; pero las altas temperaturas se están registrando también en la región Andina, donde nos encontramos.
Son advertencias que llevan a preguntar si el país y la región se están preparando con medidas de choque para soportar estos impactos climáticos, pues lo que dicen los expertos ambientales es que las temperaturas tienden a subir más a medida que se acerque El Niño, sobre el que todavía no hay certezas de qué tan intenso va a ser. La experiencia colombiana en este caso se remite a 1992, durante la presidencia de César Gaviria, año en el que se presentó este Fenómeno de manera fuerte, y por falta de prevención la medida fue decretar el famoso apagón en el país. Al haber sequía, las hidroeléctricas no pudieron operar con normalidad, y las térmicas no estaban disponibles. 31 años después, no sabemos con certeza si las generadoras de energía en Colombia han tomado medidas y ya tienen todo preparado para lo que pueda ocurrir y no se afecte a la población.
El temor actual es justamente por el descenso de los embalses, donde existen, y del nivel de los ríos y quebradas, igualmente por los incendios forestales que ya se empezaron a presentar. El país y la región todavía tienen una amplia extensión rural y ahí es donde más golpean los cambios climáticos, por lo que tiene que ver con la necesidad de disponer permanentemente de agua para el desarrollo de las actividades agropecuarias. La alerta también debe ser para el sistema Nacional de Gestión del Riesgo, desde donde ya deberían tener planes de contingencia estructurados y actividades de orientación para trasladarlos a departamentos y municipios, y estos a su vez ejecutarlos en las comunidades.


También debemos estar preparados quienes vivimos en las ciudades. Ya hay reportes de un aumento cercano al 5,4% de la demanda de energía eléctrica en el norte del país, por el uso de ventiladores y aires acondicionados que permiten mitigar el calor; pero ninguna autoridad ha salido a explicar qué se debe hacer durante esta época para mantener espacios ventilados sin tener que acudir a equipos eléctricos. Cosas como esta, incluyendo las medidas para mantenerse bien de salud, son en las que se tienen que centrar los organismos de riesgo y difundirlas desde ya para que el golpe de El Niño no sea tan fuerte.