Se busca un candidato

No creo que sea el único manizaleño que por esta época está empeñado en este ejercicio que mucho tuvo en otra época de cívico más que de político. Aceptamos que los partidos son una sombra de lo que habían sido o fueron cooptados por figuras de dilatados egos a pesar de sus afables sonrisas y que estas plataformas de la democracia ya no prestan un servicio eficaz al funcionamiento de nuestra sociedad que, a pesar de muchos negarlo, gira alrededor de lo público.
Se me puede tildar de excéntrico que ante los 25 candidatos que ya están en campaña, no encuentre uno que se ajuste al perfil que creo conveniente para ser el ciudadano número uno por los siguientes cuatro años, pero diría con el proverbio popular “que de eso tan bueno nunca dan tanto”. Esa eclosión de postulantes en cifras, creo que será inversa a ciudadanos ejerciendo el voto y es un claro indicador de la crisis política que vive la ciudad donde las fuerzas vivas y positivas se están ocultando y ese vacío es llenado, precisamente, por esta tropa de emprendedores que no se han puesto en la tarea de pensar si hay una relación positiva entre sus capacidades y el cargo con el cual están coqueteando.
De los discursos y los planteamientos de esos políticos que he percibido hasta el momento, veo que se trata de una continuidad de la misma actitud ante lo público. La mayoría de estos embriones de alcalde plantean unas soluciones técnicas a los problemas que dicen manejar haciendo creer a la opinión pública que están curando al enfermo sabiendo que solo combaten síntomas, porque la enfermedad que padece nuestra Manizales no la han detectado.
Son estos personajes producto de una época en la cual se destacan dos aspectos: la acepción técnica de la vida o la definición jurídica de la misma y carecen por ende de una aproximación vital y práctica a las cosas. Sucumben estos candidatos ante las avalanchas de estudios y leyes y han dejado de entender por ellos mismos, que es lo la ciudad necesita, nunca aprendieron a ver a su ciudad y leerla. Lo que hablan acerca de ella lo leyeron, pero nunca se pusieron en la tarea de vivir a Manizales, de escucharla, de palparla y sobre esas bases entender que Manizales es muy diferente y que sus elaborados planes, lastimosamente, nunca le serán propicios a la comunidad.
La disyunción entre candidatos y ciudad comienza con un aspecto sencillo: todos ellos ignoran la historia de Manizales y eso es para mí como desconocer el recorrido por la vida de la persona que se ama y con la cual se va contraer nupcias. Con determinar la edad, su preparación académica, su color de ojos y su estatura poco se está avanzando en solidificar una relación. No se trata de saber el himno y si fueron 20 los expedicionarios que se asomaron por estas latitudes hace más de 150 años y creyeron adecuado el lugar para asentar una población, no. Se trata de reconocer la personalidad de la ciudad, intuir su carácter, conocer sus vicios y lamentar sus derrotas; es por medio de la compresión de las facetas históricas comprender de qué es capaz la ciudad, y finalmente, con ese conocimiento del pasado, inclinar el timón e imponerle un nuevo rumbo a la ciudad, rumbo que la protegerá de chocarse y rumbo que la convertirá en su mejor expresión porque todas sus fuerzas están en función de ideales grandes y profundos. Desconocer ese pasado, es darle rienda suelta a la improvisación y el derroche de recursos económicos, porque la historia es la vía expedita al corazón de la ciudad.
Busco un candidato que me sepa explicar la ciudad y su gente; que me pueda plantear cómo aprovechar lo bueno que tiene y cómo mejorar lo malo que también abunda. No quiero cifras rebuscadas, quiero soluciones claras y prácticas que provengan de una actitud que destaque a la comunidad manizaleña como el fin de sus desvelos. No quiero un político de carrera que siendo alcalde esté pensando allanar su camino al congreso. Quiero un padre o una madre dedicada a su hija, que quiere lo mejor para ella porque solo sabe amarla.
Quiero un burgomaestre maduro que ya tenga frutos que muestren que ha sabido acoplar en la vida. No son títulos, son realizaciones las que busco. Quiero votar por alguien que represente un gremio o la sociedad civil organizada porque ha trabajado con ellos y se hizo dentro de ese ejercicio.
No me interesan las hojas de vida ampulosas, recargadas de “puestos” ejercidos y cursos realizados, quiero una persona como alcalde independiente, moderna a la cual pueda admirar; quiero un candidato que me inspire y que yo sepa que la época que viviré será histórica y no simplemente 4 años más.