Diez años de la librería Ágora

Parte del encanto de los libros es que son completamente terrenales, porque los imprime una máquina, y perfectamente espirituales porque pueden guardar por siglos el alma de quien los escribió. En muchas oportunidades he dicho que los libros, puestos acostados, se asemejan a un ladrillo con el cual se puede construir la casa de la civilidad. Esa diversidad de facetas atrae, porque finalmente suma y no contradice. Creo que el elemento básico de nuestra cultura es el libro y estoy convencido que el mejor amigo del hombre es el libro y no el perro, y a pesar de todas esas cualidades el libro y los que devengamos nuestro sustento no llevamos una vida fácil. El libro sufre un rechazo en nuestra sociedad, leer es algo odiado para muchos colombianos, tal vez la mayoría. Así que un librero es alguien que merece toda nuestra admiración y respeto porque está sosteniendo en alto una verdad que gente necia quiere ver desaparecer. El libro en nuestro entorno vive una lucha y si fuese por ciertos funcionarios públicos, este ya hubiera sido derrotado. Si se suman los dineros que el Estado invierte en libros como cultura y lo compara con lo que invierte en apoyar a los enemigos del libro, es justificado usar la palabra lucha.
Al libro técnicamente le dan vida el autor y el lector, pero sin la industria de apoyo como el impresor, el editor y el librero, este encuentro feliz no se daría. Así que toda persona que ayude a que se dé esa chispa, aporta a que ese importante diálogo entre dos desconocidos, el autor y su lector, se dé.
Y es lógico que mientras más facilitadores existan más encuentros se darán y el libro crecerá y dará más de esa oportuna sombra.
Hace 10 años Ana Muñoz decidió abrir una librería creando así otro campamento de apoyo y facilitar la presencia del libro en nuestra ciudad. Me parece que ella tomó una decisión muy valiente porque no es fácil conseguir lectores y por ende compradores. Yo tuve librería y resistí tres años y ella ¡ya ajusta diez!
Ha hecho Anita una excelente labor porque viene del mundo de las ventas, ella sabe satisfacer un cliente y sabe manejar el libro como mercancía. El punto que escogió para ubicar su negocio ha demostrado ser ideal, ella es visitada porque está ubicada en una de las esquinas más transitadas de la ciudad, al frente de la salida del Éxito, él del Centro Comercial Sancancio.
Entendió ella que el libro requiere de una promoción especial, que con exponer las novedades en una bella vitrina no basta. El libro, al ser una conversación donde alguien escribe y el otro lee, éste muestra su cara más interesante cuando es presentado, o sea que el autor, rompa el hielo, e inicie esa conversación. Hay que hablar de libros y eso seguramente en voz alta, porque de lo contario no es escuchado. El libro, en este mundo tan mercantil, debe valerse de la bulla, para llamar la atención, de resto en esta sociedad de consumo, se hunde y se pierde. Al libro se le debe permitir ser invasivo, para salvar su vida en esta Manizales de espaldas a esta bella semilla que solo embellece la vida humana. Supe que el “regalo” que le hicieron ciertos vecinos para celebrar su aniversario fue poner la queja ante las autoridades por ruido. Considero esta actitud una infamia, así de sencillo. No hay derecho de obstaculizar esa labor benéfica que hace esta empresaria y gestora cultural, alegando que sus eventos musicales deterioran la calidad de vida del vecindario y me parece cómico que un funcionario le de curso a una queja de esas, sabiendo de las miles transgresiones a la ley que suceden a diario en la ciudad, que realmente afectan a la comunidad.
Cada librería que Manizales tenga, la hacen más vivible porque los lectores somos gente amable y respetuosa conscientes que somos tan fuertes como el eslabón más débil.
Quiero aprovechar y expresar mis felicitaciones y dar las gracias por tan importante labor en pro de la ciudad a todo el equipo Ágora, a:
Elisabeth Cardona, John Jairo Plata, Daniel Eduardo Muñoz, Juan José Muñoz y Sandra Liliana Giraldo y por supuesto al corazón de esta empresa, a Anita Muñoz.