Luz, cámara

El 7 de junio de 1.948 murió Luis Lumiére quien con su hermano Augusto después de múltiples ensayos regalaron a la historia uno de los inventos de alto portento: el cinematógrafo, en el año 1.895; el mundo se estremeció al ver unidos voz, sonido, movimiento, fotografía; en 1.903 dieron a conocer un sistema de fotografía a color que luego se perfeccionó con técnicas que nos maravillan. Todo ello no se hizo sino a fuerza de búsqueda, estudio, proyectos, fracasos , nuevos comienzos; es como dar a luz una criatura.
Algunas personas en el siglo XXI han propuesto la filmación: “ luz, cámara y acción “ de la vida de un hombre fallecido también un 7 de junio, en 1.925; se trata de Matt Talbot, Irlandés de vida admirable y ejemplar.
A los doce años Matt, para remediar la pobreza de su familia, entra a trabajar en una cervecería que le conduce a ser ya a los 25 años un alcohólico que le hace un fracasado social; su madre le dice algún día: “ Es así como te tratas”, haces de tu valiosa vida una triste pasada por este mundo “?”.
Le impactó aquella reprimenda y decidió hacer la promesa que en una misión de la Iglesia en Irlanda se brindaba de no volver a tomar licor. Hizo la promesa y su vida cambió, surgió un hombre nuevo a sus 25 años. Comenzó una vida fiel, diferente, recta. Con el dinero de su trabajo pagó sus deudas , ayudó a entidades de beneficencia y luego pasaba su salario mensual íntegro a su madre para los gastos de familia.
Quuienes le conocieron afirman que desde su paso a vida nueva fue un hombre de vida cristiana ejemplar, ética, práctica sacramental, presencia de ascenso en la sociedad.
Un domingo, mientras iba a la misa cayó por un infarto fulminante. La sociedad Irlandesa aclamó su valiosa vida; al funeral asistieron diez mil personas y proclamaron: es un santo varón. La lápida en su sepulcro es concisa: “ 1.856-1.921: Matt Talbot, siervo de Dios “.
En ambos personajes se cumplió lo que anota el Eclesiástico o Sirácida (llamado así por ser escrito por un hijo de Sirac ) y que es verdad para cada uno : “Hijo, si te has decidido a servir al Señor, prepárate para la prueba. Conserva recto tu corazón y sé decidido, no te acobardes cuando lleguen las dificultades. Apégate al Señor, no te apartes de él; si actúas así arribarás a buen puerto al final de tus días” (Ecco 22,1-4).