Hermosas sandalias

El transporte en el mundo no cesa cada dia: La movilidad por tierra, aire, agua y aún por el espacio con poderosos cohetes, llena en gran parte el anhelo buscado por muchos de visitar seres queridos, lugares hermosos, hogar y sitios de trabajo. 
Es la historia humana plagada de migraciones; deseo resaltar hoy la visita realizada por la bendita entre todas las mujeres y seres de la tierra , la grande y a la vez humilde mujer, la sencilla y pobre pero dama de belleza y corazón noble.
 Hace más de dos mil años en tierras de Galilea aquella Mujer llamada María de Nazaret inicia un largo camino con sus sandalias estropeadas por las piedras y el barro del camino, su frente sudorosa después de largas jornadas por valles y montañas, ríos y laderas, peligros de insectos y fieras; llega al fin a la casa de su objetivo, el hogar de otra mujer pobre y buena, su prima Isabel.
El saludo es efusivo, cantarino, sonriente , de abrazos y besos; las frases que brotan de una y otra son de alabanza a Dios y a los gestos del amor :” vino la Madre de mi Señor a visitarme “ exclamó Isabel y María cantó “mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador “.
María no va de paseo, “ de puente “, va para ayudar a su prima en el trance del parto; vivirá lo que es muy propio de ella: ser partera, dar a luz, ayudar al nacimiento del hijo y entregarla nueva vida; más tarde ella entregará a Jesus a quien desee recibirlo como Salvador.
Esta ayuda en el parto de Juan el Bautista es una lección para cada uno de nosotros: es bueno visitar , animar, ayudar ; es parte de la vida de un buen creyente que tiene en María en esta fiesta de la Visitación un ejemplo y reto vital.
 Cuántos abandonos tiene hoy el mundo: hijos que olvidan a sus padres, esposos o esposas que dejan a su cónyugue como se deja un saco ya roto y sin remiendo, padres que ignoran a sus hijos, amigos que no vuelven a recordar a los amigos de bellos tiempos, familiares que tiran al vacío al enfermo o caído en desgracia.
 Cátedra fina esta de la Visitación de María a su prima Isabel: misión y servicio.