Desdeñar, tomar fotos, demandar, vehemente, abogade

El verbo ‘desdeñar’ es transitivo, por lo que, generalmente, no pide preposición alguna para su complemento directo, como lo he anotado un sinnúmero de veces. Sobra, por tanto, en la siguiente oración: “Adicionalmente, sus propuestas son las de un fundamentalista falto de sentido práctico, que desdeña del lucro y el capitalismo” (LA PATRIA, John Mario Gonzáles, 13/4/2023). “...desdeña el lucro...”, así. El mismo escritor fue ingresado al pabellón de la subjuntivitis por esta muestra positiva: “Como los islamistas más radicales, según lo describiera el historiador Daniel Pipes...” (Ibídem). “...según lo describió...”, le dijo el especialista, que le recetó estudiar, o repasar, la diferencia de los modos indicativo y subjuntivo de los verbos. 
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Leo siempre por gusto las columnas que escribe el hermano Andrés Hurtado García para El Tiempo y LA PATRIA. Y es al único al que le he leído la expresión ‘hacer fotos’, como en la siguiente oración del artículo dedicado a Marruecos: “Y uno, que es romántico empedernido, goza mirando el espectáculo y haciendo fotos” (LA PATRIA, 13/3/2023). Y nunca me sonó bien, porque la considero incorrecta. El fotógrafo escoge una imagen (el objeto) y, con el instrumento –la cámara–, la ‘toma’. De aquí que se diga que el fotógrafo ‘realizó varias tomas de la modelo’ para luego escoger la mejor. Ya con esa imagen, la cámara de alguna manera la ‘procesa’ para llevarla a la pantalla o imprimirla en papel. La decimonovena acepción que le asigna El Diccionario al verbo ‘tomar’ es “fotografiar, filmar”. En cambio, este significado no está entre los cincuenta y ocho que la misma fuente le da a ‘hacer’. Y del sustantivo ‘toma’ enseña: “Acción y efecto de fotografiar o filmar”. Ojalá el hermano Andrés ‘tome’ nota de esta observación, que la hago con todo el respeto y estimación que merece. Y ahora, me ‘tomaré un tinto y, luego, una siesta. 
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Como el verbo ‘desdeñar’, ‘demandar’ es también transitivo, por lo cual es redundante la preposición ‘de’ que lo acompaña en esta declaración: “Pretende cambiar su físico el jovencito que va al gimnasio y eso demanda de muchas horas de trabajo arduo...” (LA PATRIA, Sebastián Galvis Arcila, 14/4/2023). Castizamente: “...demanda muchas horas...”, porque, reitero, ‘muchas horas’ es el complemento directo. Con este ejemplo se puede apreciar la diferencia: ‘Llegar a la meta demanda del deportista mucho esfuerzo’, porque en él, ‘deportista’ es complemento circunstancial, y ‘mucho esfuerzo’, el directo. Gramática. En el mismo artículo escribió: “...intenta cambiar el emprendedor y tendrá que luchar contra un sin número de desafíos...”. ‘Sinnúmero’, una sola palabra, ‘número incalculable de personas o cosas’. Finalmente, el adjetivo ‘vehemente’ está fuera de lugar en estas frases: “Encubren una intención vehemente...”, “Así pues, todo cambio es forzoso y vehemente...”. Ello es que ‘vehemente’ se aplica únicamente a las personas y a sus sentimientos, y a quienes les ‘ponen pasión y emoción a sus palabras, actos, deseos, aflicciones’, etc. La ‘intención’ puede ser ‘firme’, y el cambio, ‘radical’. 
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Como para Ripley: “La Universidad del Rosario otorgó el que es el primer título profesional de ‘abogade’ a una persona no binaria” (El Tiempo, Colombia, 15/4/2023). La institución justificó este disparate basada en “los términos legales y los lineamientos dados por el Ministerio de Educación, lo cual permitió que el diploma de  Alelí Chaparro (...) respete su identidad como persona no binaria” (Ibídem). Pero no tuvo en cuenta esa universidad –la antiquísima del Rosario, ¡casi nada!– las implicaciones gramaticales que semejante absurdo entraña. La concordancia, por ejemplo, con el artículo y el adjetivo: cuando se hable de Alelí, ¿cómo debe decirse? ¿‘Alelí es le (une) abogade conocide y prestigiose’? Y si hay diplomados de sexo no binario de otras profesiones, ¿cómo debe escribirse el título respectivo? Si es de Medicina, ¿médice o médique? Y si de Oftalmología, ¿oftalmóloge u oftalmólogue? Y hay más connotaciones, muchas más, muchísimas más. Dejemos esas estupideces y escribamos y hablemos castellano. ¡Respetemos nuestro idioma!