"Wilson se comportó anormal, como si nos tuviese miedo": habla coronel caldense
Wilson.

Wilson.

LA PATRIA| MANIZALES

Operación Esperanza y Wilson son palabras mencionadas en diferentes rincones de Colombia en los últimos 50 días, desde que una avioneta Cessna 206, de matrícula HK 2803, cayó en la selva del Guaviare, se reportó la muerte de tres adultos y la desaparición de los hermanos Lesly Jacobombaire Mucutuy, de 13 años; Soleiny Jacobombaire, de 9; Tien Noriel Ronoque, de 4, y Cristin Neriman Ranoque Mucutuy, de 11 meses.

150 soldados del Ejército, incluidas las Fuerzas Especiales, caninos y uno 80 indígenas, se adentraron en la selva para buscar a los niños en lo que se denominó la Operación Esperanza. Tras el hallazgo de los menores, el pasado 9 de junio, la mirada de los colombianos se centró en qué pasó con Wilson, uno de los caninos que ayudó en la búsqueda y del que aún no se tiene rastro.

En ambas operaciones aparece como cabeza visible un caldense, el coronel Gustavo Narváez Orozco, comandante del Regimiento Fuerzas Especiales #1, natural del corregimiento de San Bartolomé (Pácora), y quien el año pasado dirigió a 250 soldados en el Sinaí. Incluso, durante el operativo, esperaba el nacimiento de su primer hijo, al tiempo que coordinaba la búsqueda de los menores.

LA PATRIA habló con él.

Todo por Wilson

-¿Cómo y cuándo se extravió Wilson?

Tras la felicidad por el milagro de encontrar a los niños con vida, recibimos la misión de encontrar a Wilson. Se perdió el 18 de mayo, cuando adelantaba exploraciones de búsqueda, es decir, recibía órdenes de su guía para internarse en la selva. Wilson iba y venía, pero en un momento de esos no retornó. El guía lo llamó varias veces, pero no regresó.

-¿Tenía localizador o GPS?

Todos los perros del Ejército tienen un chip de localización, en la primera capa de su piel, con todos sus datos de identificación. Pero este no es GPS, por eso no podemos ubicarlo por es medio.

-¿Cuál es la importancia de Wilson en la operación Esperanza?

Igual a la de todos los perros que participaron en la búsqueda: la gran capacidad de seguir el rastro olfativo del objetivo que se le dé. Wilson halló elementos de los menores.

-¿Es real que los soldados lo vieron vivo, por qué no regresó con ellos?

El 20 de mayo, cuando seguíamos en ambas búsquedas, un soldado se encontró a Wilson, lo vio a la distancia, lo llamó, le busco juego, intentó acercarse, pero en una actitud poco normal se internó de nuevo entre la selva y le perdimos de nuevo el rastro. Hubo de nuevo noticias el 6 de junio, en las exploraciones para encontrar a los menores. La persona que lo alcanzó a ver a la distancia lo observó flaco, demacrado, le busca juego, lo llamó y nada. Incluso una perrita de la Defensa Civil recibió la orden de acercarse a Wilson para que lo entretuviera con el fin de que pudiéramos recuperarlo, pero otra vez se le nota un comportamiento anormal, como si nos tuviese miedo, y se internó otra vez en la maraña.

-¿Qué acciones ejecutan ahora para dar con su paradero?

Seguimos sin parar y hasta que demos con él. Utilizamos prendas del guía, comida regada en puntos donde creemos que pueda cruzar, como caños. Usamos todos los medios humanos y técnicos posibles.

-¿Cómo es el estado anímico del guía responsable de Wilson?

Todos los que tenemos mascotas sabemos del vínculo afectivo y emocional que creamos con ellas. Estos binomios caninos (guía y perro) generan uno más grande, porque viven, comen, trabajan juntos. El amo de Wilson está muy preocupado, metido de lleno en la búsqueda, sin parar. Así como está ansioso, tiene la fe intacta.

Orgullo

-¿Qué significa para un caldense haber hecho parte de este sonado operativo, cuál fue su labor?

Orgullo grandísismo como caldense al participar en esta operación humanitaria, la más grande de este año en el país. Se me encharcaron los ojos cuando los comandos en la selva nos dieron esa gran noticia, el 9 de junio, a las 5:14 de la tarde, de que los niños estaban vivos. Se ensancha el corazón de poner este granito de arena, de que hicimos las cosas bien y de que damos una buena noticia en medio de tantas malas.

-¿Qué le dejó la Operación Esperanza?

Las Fuerzas Especiales estamos capacitados para realizar las operaciones más difíciles, en los lugares más complejos, contra todas las organizaciones. Pusimos todo para recuperar a los niños. Mostramos que el milagro de la vida existe.

-¿Pudo hablar con los niños, le dijeron algo?

Los recibí en San José del Guaviare, en un helicóptero que lo llaman El Ángel, porque es el que transporta a los heridos, a los afectados por calamidades en el área, soldados de minas, entre otros. Los tuvimos una media hora acá, pero los atendían paramédicos, estaban muy débiles, no hablaron, no era el momento. Luego, la niña mayor contó que el martes antes de encontrarlos vieron a Wilson por última vez, que los acompañó unos tres días, pero no dio más detalles. Le mostramos una foto y lo reconoció.

 

El coronel Gustavo Narváez Orozco, comandante del Regimiento Fuerzas Especiales #1 del Ejército, junto al papá de los cuatro niños.

 

 

Según Jesús Dagua, indígena que se adentró en la espesa selva para buscar a los niños, "Wilson fue intercambiado, quedó como ofrenda por los espíritus que tenían a los niños".

 

De los niños

El Hospital Militar Central indicó el fin de semana que los cuatro niños siguen en tratamiento médico con cada uno de sus cuadros infecciones. "La evolución ha sido estable y implementan mecanismos de búsqueda de patologías crónicas, dado el sitio de procedencia y el estado nutricional e inmunológico. La recuperación ha sido progresiva. Se requiere mantener el aislamiento respiratorio y su situación nutricional de base".

 

Durante su recuperación en el Hospital Militar de Bogotá, dos de los cuatro menores elaboraron un dibujo en el que se ve un perro en medio de árboles, junto a un río, y lleva escrito en negro el nombre Wilson.

Wilson, el canino que todos quieren de retorno a casa. Tiene dos años.

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