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María Antonia Jaramillo, la sorda que oye y abraza el silencio y el dolor: recuperó la audición con implantes cocleares. Esta manizaleña de 41 años es la creadora del programa 'Soy una sorda que oye'. Conozca su historia.
El silencio no siempre es ausencia. Para María Antonia Jaramillo Montoya, manizaleña de 41 años, fue escuela, sombra, dolor y, con los años, también una oportunidad.
De ahí nació 'Soy una sorda que oye', una iniciativa que hoy transforma la vida de personas con discapacidad auditiva y que, más recientemente, extiende su sensibilidad hacia otro frente también doloroso: el cáncer infantil.
A los 8 años, durante una audiometría escolar, a María Antonia le diagnosticaron hipoacusia neurosensorial bilateral. Lo que comenzó como una pérdida auditiva leve se convirtió en algo progresivo. Aprendió a vivir sin oír completamente, pero no sin dolor. Por años, se negó a usar audífonos, a aceptar su condición.
Recién en el 2010, a los 26 años, accedió a su primer implante coclear. En el 2023 llegó el segundo. Así recuperó por completo su audición, también aceptó su identidad como mujer sorda y decidió hablarle al mundo de la sordera.
La comunidad que se escucha
De esta forma nació hace dos años 'Soy una sorda que oye', un proyecto que educa, acompaña y visibiliza. Está enfocado en la inclusión de personas con pérdida auditiva en espacios educativos, laborales y sociales.
Con charlas, redes sociales, transmisiones en vivo y encuentros, María Antonia habla con naturalidad de la sordera y su impacto.
“La sordera aísla. Es muy duro decir: ‘No te escucho, ¿me puedes repetir?’”, explica. En ese aislamiento crecen la tristeza y el miedo. Por eso, su objetivo es generar una cultura de naturalidad, sin lástima ni prejuicios.
Las acciones se basan en el diálogo. María Antonia explica, aclara y guía, hablando con expertos en el tema y con personas que padecen estas condiciones.
“Muchos no saben la diferencia entre un audífono y un implante coclear. Muchos no saben que en Colombia el sistema de salud cubre el implante. Hay mucho que contar”, dice.
El programa entonces se convierte en un puente entre el desconocimiento y la empatía, entre el miedo y la inclusión.
María Antonia Jaramillo es administradora de negocios internacionales. Tiene dos hijos: Agustín, de siete años, y Salomón, de cuatro.
Inclusión con nuevas leyes y más redes
El proyecto también dialoga con los cambios normativos del país. La reciente reforma laboral colombiana incluye la obligación de contratar personas con discapacidad.
María Antonia lo ve como una oportunidad para abrir el diálogo y educar: “La sordera es retadora para quien la vive y para quien acompaña”.
Una de las fortalezas de 'Soy una sorda que oye' es su comunidad digital. Cientos de personas de diferentes países comparten experiencias en Instagram, TikTok y un grupo de WhatsApp. “Nadie debería vivir esto en soledad”, insiste.
El giro: el cáncer infantil entra a la historia
En marzo de este 2025, a Salomón, el hijo menor de María Antonia, le diagnosticaron leucemia infantil.
Ese momento cambió por completo el rumbo de su vida y del proyecto 'Soy una sorda que oye'. “La sordera me enseñó lo que significa vivir con una discapacidad; el cáncer me enseñó lo que significa cuidar a alguien en ese proceso”, dice.
De esa experiencia nace ‘Resignificando el cáncer infantil’, una nueva línea que amplía el alcance del proyecto.
El objetivo es acompañar a niños con cáncer y a sus familias, desde el testimonio y la vivencia directa.
“El cáncer rompe la rutina de toda la familia. El niño no puede volver al colegio y los papás no pueden seguir con su vida normal”, explica.
El proyecto actúa desde redes sociales, campañas de visibilización y grupos de apoyo. También canaliza ayuda emocional y económica, con apoyo de donantes y aliados.
“Hay muchas familias que necesitan transporte, alimentación, incluso arriendo. Por eso tenemos activa una Vaki”, cuenta María Antonia.
La operación de implantación coclear es costosa, pero en Colombia está cubierta por el sistema de salud.
Cuidar al cuidador
La iniciativa no se enfoca solo en los niños. También piensa en sus familias. “El cuidador queda en pausa, invisible. Eso también hay que atenderlo”, afirma.
Por eso, trabajan en acompañamiento psicológico, aulas virtuales y espacios de bienestar para quienes están al frente del proceso.
Desde su experiencia como madre y cuidadora, María Antonia busca articular esfuerzos con fundaciones y entidades que ya trabajan estos temas en Manizales y en otras ciudades. “No quiero repetir lo que otros hacen bien. Quiero conectar, unir y sumar”, señala.
El programa se mantiene activo con voluntariado, donaciones y redes de apoyo. “Así como la sordera aísla, el cáncer también. Y nadie debería enfrentar eso en soledad”, concluye.
Un llamado colectivo
María Antonia no está sola. La acompañan Valentina Uribe y Natalia Pineda, voluntarias en el proyecto. Pero el esfuerzo requiere mucho más: “No lo puedo hacer sola”, dice. Necesita ayuda de empresas, fundaciones, artistas, gobierno y ciudadanos.
Usted puede sumarse a través de las redes sociales del proyecto o con aportes voluntarios.
También hay una Vaki activa para canalizar donaciones a familias vulnerables.
El proyecto recibe voluntarios para redes, talleres, eventos, música, terapias. Cada ayuda, por pequeña que parezca, se convierte en alivio para alguien.
Tras perder por completo la audición, María Antonia se implantó un oído en el 2010 y el otro en el 2023.
Contacto
Puede encontrar el proyecto de María Antonia Jaramillo en Instagram y TikTok como @soyunasordaqueoye.
También la puede contactar a través de su correo electrónico: soyunasordaqueoye@gmail.com.
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