Cartones a diestra y...
Señor director:
Quién lo creyera, pero la llamada educación es la culpable, en parte, del marginamiento, estigmatizaciòn y poco desarrollo del área rural que según la creencia, casi general, es para los “brutos” y para los ignorantes que no saben hacer más ofertas y más ofertas a distancia, porque todos al parecer tenemos que ser profesionales para poder “ser alguien en la vida”. Y, el señuelo de algunas universidades, que de universidades no tienen sino el nombre, es ofrecer y ofrecer con avidez programas con todas las ventajas para los “estudiantes y futuros profesionales”. “ Sea profesional sin ir a la universidad”, un buen atractivo para tantos y tantos personajes que de la noche a la mañana resultan siendo “doctores”, sin saber su significado, pero sí cuánto representan socialmente ese flamante título que a muchos les queda grande e inmerecido.
Esos son a quienes la universidad no pasó por ellos, ni ellos por la universidad. Esos son los de egos crecidos e inflados que en cualquier oportunidad que se les presenta vociferan con expresiones como: “usted no sabe quien soy yo” .
Sí, el mundo universitario es un foro donde se cuecen las ideas, los pensamientos, se construyen libertades, sabiduría, ciudadanos de bien, se cultivan sueños, se siembra progreso, ambiciones, se refinan ambiciones, se potencian futuros, se discuten realidades, se confrontan conceptos en el marco de principios democráticos, se confrontan conocimientos, se convive con la ciencia, se abren las puertas para ingresar al mundo de las posibilidades, se siembran proyectos, se descubren y se refinan talentos y vocaciones, pero …, sobre todo se encuentran respuestas que direccionan la vida hacia la cima de ambiciones personales y colectivas.
Educación para todos, desde luego que sí, pero una educación acorde a los perfiles de cada ser humano de acuerdo con sus motivaciones, capacidades y vocaciones. “Es preferible un buen zapatero a un mal médico”, dice un dicho popular cargado de sabiduría quizás nacido del mundo de la ignorancia, pero eso sí salido de las entrañas de la inteligencia como madre de la paremiología.
Educación para todos, pero, no estandarizada, que somete a recibir “conocimientos” que no interesan y que no motivan por las diferencias individuales y porque los aprendices no todos van por el mismo camino.
Educación para todos, pero no para poner el mismo uniforme con improntas y sellos que amarran y atan con la misma cuerda para obtener en serie lo que a su parecer son concepciones preconcebidas de planes y programas descontextualizados y a veces obsoletos pensando en lo colectivo sin respetar la individualidades.
Sí, es cierto que muchos bachilleres llegan ciegos a las universidades “dizque a estudiar” y muchos de ellos no saben ni por qué, ni el para qué.
Educación sí, pero acorde con las necesidades y aptitudes de cada aspirante que escoge su camino con reflexión y análisis. ¿Para qué traer a los habitantes de la zonas rurales para áreas urbanas si se les puede capacitar en técnicas, tecnologías y carreras profesionales en conocimientos agropecuarios? Y, sin el menor análisis, los mismos profesores se encargan de fomentar el éxodo para la ciudad de nuestro mayor potencial de riqueza que son nuestros habitantes rurales con discursos sofisticados : “En la ciudad están todas las posibilidades. Ellos saben que no es cierto. Que no hay cama para tanta gente”. Y, que el campo es el futuro.
Elceario de J. Arias Aristizábal
La Filosofía
Señor director:
El profesor Alirio De los Ríos Flórez escribió el 2 de julio en este espacio: “fui docente del primer modo de desperdiciar la inteligencia: la filosofía”.
Por eso será que el padre Pedro Juan Jolicoeur, canadiense, formador en el Seminario Mayor de esta ciudad, dice con mucha gracia que “la filosofía es la ciencia con la cual o sin la cual todo queda tal cual”.
Atentamente,
Don Cecilio
“Mayor QUE”
Señor director:
En el noticiero matinal de La W Radio el 28 de junio el doctor Alberto Casas Santamaría, excelente periodista, dijo que el novelista y poeta José Eustasio Rivera, literato inmenso de Colombia, tiene hoy en día “una importancia mayor DE la que ha tenido hasta ahora”. Una parienta cercana mía preguntó si la forma gramaticalmente correcta es “mayor A”. Ni la una ni la otra; la expresión correcta es “mayor QUE”.
Atentamente,
Un profesor
Y dele con el “tipo”
Señor director:
¿Qué es la bobada de los noticieros con el “tipo”? En el accidente estuvo involucrado un vehículo tipo camión, utilizaron un semoviente tipo mula, se desbordó un afluente hídrico tipo arroyo, se despojó de una prenda de vestir tipo calzoncillos, etc., etc. Muletilla y esnobismo.
Oidor
Sábados Felices ya no son tan felices
Señor director:
Qué lástima que Sábados Felices ya no es lo mismo de hace años, cuando existían artistas de la más alta calidad, pues muchos de ellos ya partieron a la eternidad y por lo que parece sí hay personas irremplazables en la vida, porque nadie ha suplido su lugar con el entusiasmo, versatilidad y magia encantadora.
Quienes han ocupado su espacio carecen de talla, no provoca ver ese programa de comedias pírricas y embuchados, que en vez de causar risa, provocan es tristeza.
Ya solo quedó con su nombre. Considero que en el país hay excelentes actores y humoristas, pero los directivos nada hacen para descubrirlos y vincularlos. Es ridículo todo lo que allí presentan, se denota el desespero por llenar espacio y tratar de llegar a los televidentes, pero de verdad que es deplorable.
Muy lamentable que un programa de tantos años que llevó alegría a los colombianos, como la campaña Lleva una escuelita en tu corazón y promovían la construcción de escuelas, quedado en un serial jarto y aburridor, prefiriendo cambiar de canal.
Maravillosa época cuando lo dirigía Alfonso Lizarazo, aquí se cumple el dicho... de recuerdos también se vive.
Álvaro Azate Ussma