Luis Guillermo Velásquez López

Complejidad e incertidumbre configuran un escenario que no concluye. Una extensión del año 2020 cuya senda del camino parece continuar por la misma ruta; no obstante, a pesar de los esfuerzos del gobierno y la capacidad de resiliencia de la sociedad en su conjunto.
Son momentos de convergencia de muchas aristas sobre las cuales ya hemos tenido ocasión de comentar; sin embargo, quisiera referirme a la importancia de revelar el estado del arte correcto, para comprender las bases del direccionamiento social que requiere el país y por supuesto los asuntos económicos y la prematura contienda política que ya inicia; sin duda una trama del mayor reto para nuestra querida Colombia.
No hay alternativa, el gobierno requiere de nuestro apoyo, es palpable apreciar como se agotan sus espacios de gestión, que son capturados por el sector populista y por esta vía llevar al país a escenarios radicales y de polarización; se siente una gran inconformidad social e indignación, que se replica en un contexto mundial; una conspiración de gran envergadura que demanda un fuerte liderazgo que una los destinos de Colombia. Es inevitable la unión, abandonar la polaridad y comprender que nubes borrascosas nos acechan. Esto es fundamental como punto de partida de una correcta definición del estado del arte.
Estamos confundidos en un mar de noticias y de interpretación estadística solo comprensible por los amigos econos de la farándula; esto no es saludable para vislumbrar el entorno que debemos gestionar. La interpretación estadística es profusa y nos puede llevar a recrear escenas equivocadas; todos auguramos un repunte de la actividad económica y distintas entidades afirman que la recuperación se acercará a un crecimiento del 5% en el PIB y que los niveles de la recuperación del empleo son ya una realidad. Afirmaciones de esta naturaleza cuesta trabajo interpretarlas, la actividad económica continúa semiparalizada, como consecuencia de las cuarentenas selectivas, esta desarticulación no permite activar y sincronizar la economía en su conjunto; por lo tanto, permaneceremos en modo asincrónico con una importante secuela social y económica, hasta tanto no se recupere la actividad económica en su conjunto.
De lo anterior se desprende un significativo efecto sobre el empleo y dependiendo de la base con la cual se coteje, siempre habrá una cifra para interpretar y lamentablemente las cifras no son positivas al final del resultado. Una informalidad que se acerca al 50%, no es un guarismo que refleje una estabilidad social; por el contrario, demanda una mayor atención y compromiso del gobierno, los empresarios y la sociedad en general para contener el desenlace social y liberar la presión del deterioro del orden público, que aún permanece activa.
La pandemia persiste, Colombia al menos en la información comparada en el mundo, no muestra un buen resultado; es prudente reconocerlo y cerrar filas de colaboración, es la sumatoria de todos aportando desde el comportamiento social y la solidaridad, como pilares centrales para lograr sortear la crisis. Mientras tanto, la esperanza recae sobre la vacuna y la anhelada inmunidad de rebaño, que con el paso de los días se van develando nuevas realidades y aún sin fecha confirmada de llegada al país; para cuando se escriben estas notas 27 de enero, próximos a iniciar el mes 14 del año 2020.
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