Gonzalo Gallo

Está muy atento a no dar gracias siempre por lo mismo; familia, amigos, salud, trabajo y techo.
Es una gratitud rutinaria y lo mejor es una gratitud creativa. Elige cada día realidades distintas al agradecer.
Un niño que crece en una atmósfera de gratitud será en el futuro una persona mucho más centrada, positiva, armónica y feliz.
Un buen ejercicio para una gratitud creativa es escoger cada noche tres cosas por las que quieres dar gracias.
Si esta dinámica la haces con tus hijos les enseñas a ser agradecidos, a valorar todo y a desterrar las quejas.
Es practicamnente imposible que un ser bien agradecido viva lamentándose, criticando y con un caracter ácido.
La gratitud es agua fresca cuando la vida es un desierto y es un sol que da vida y calor a los jardines.
Crea el buen hábito de dar gracias sin cesar y tu vida será más alegre, más rica en esperanza en luz y en paz.
@gonzalogallog
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