Escépticos de la salud
Señor Director
Nicolás Restrepo Escobar
Diario La patria
Son muchos los desafíos que asumimos los seres humanos en los tiempos que corren, colmados de amenazas para la supervivencia, como los misiles nucleares, el calentamiento global, las nuevas pandemias, los desplazamientos, las ideologías extremistas y la inteligencia artificial. Sin embargo, por el lado de la salud, hay una amenaza que no se menciona y que
es realmente más peligrosa y difícil de manejar, incluso, que los manejos torcidos de los dineros públicos.
Decía Hipócrates que la peor enfermedad es la ignorancia, sentencia que sigue siendo válida en cuanto es menester para preservar la salud, conocer y
evitar el riesgo, tasar la probabilidad del daño, identificar y aplicar actividades conocidas de autocuidado, etc.
Sin embargo, de la época Hipocrática, en que se aplicaba más el sentido común que la información científica, se dio paso en muchas culturas a la medicina mágica, con actividades como el chamanismo, la hechicería y la brujeria, aún hoy en día con adeptos.
De ahí saltamos a la antípoda, el mundo de las redes sociales, de la información desmedida y las noticias falsas, llena de mistificaciones, imprecisiones y verdades a medias, asumidas por la gente como verdades
absolutas.
Esta situación está creando personas, o pacientes para el caso de la salud, con una nueva psicopatología: una horda de nuevos escépticos de la salud (nada les sirve para su enfermedad o creen que los fármacos son veneno), fanáticos apologistas de las dietas extremas, paranoicos alimentarios que creen que todo lo que comemos ahora es veneno, diletantes que se creen médicos y recetan indiscriminadamente sustentados en la información basura. Así, llegan personas a la consulta médica, en condición de lo que yo llamaría, discapacidad conceptual o discursiva, a quienes cualquier argumento a favor o en contra de alimentos o medicamentos les resulta absurdo,
incomprensible o incompatible con sus imaginarios y creencias inamovibles.
Al mismo tiempo, tanta información difícil de digerir sin el debido conocimiento, lleva en otros casos a la parálisis por escepticismo o duda, en cuanto que muchas de estas personas confundidas, prefieren hacer caso omiso de las recomendaciones, esas sí científicas y veraces que se presentan en empaques menos atractivos o con expresiones metafóricas pero sabias, como aquellas de Paracelso (siglo XVI), “todo es veneno y nada es veneno,
depende de las dosis”, y Nietzsche, “lo que no te mata te hace más fuerte”.
Felipe Marulanda Mejía

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